SIEMPRE LOS MISMOS PROBLEMAS...

...para abrir la puta lata de cerveza.
Cuando no necesito una moneda, necesito una llave; si no, no me queda más remedio que pedir (muy a mi pesar...soy un tozudo de nacimiento, como buen aragonés) que me la abran.
Bien se vale que en la tele están echando un buen partido de fútbol.
Y es que, cuando el fútbol está presente, estos problemas son menos problemas.
Y que bien sabe. Ese amargor tan 'dulce' el de mi cerveza fresca de la nevera. Hoy es una Heifer, robada a mi compañero de piso. Él me deja robárselas y no le hago desprecio...
Una -nada más- para empezar con buen pie el fin de semana, pero no más entre semana, que muchas son 'malas'.
Aunque no tan malas como el malestar que me provoca el gol que le acaban de marcar a Valdés...
Menos mal que este año estamos fuertes. Ya se verá.

Aquí lo contaremos Casi Todo.
Bienvenidos a CTf,
Soy Pablo Orleans y éste es mi blog.

jueves, 18 de diciembre de 2008

HISTORIA DEL FÚTBOL │ 21/12/1983, REGALO DE NAVIDAD

Años 80. El mundo intentando -por fin- civilizarse. España dentro de ese intento civilizador. Tras el susto de 1981, que a muchos les recordó a 45 años de la más absoluta Dictadura franquista, España pasaba por un momento de transición. Ocho años ya de la muerte del ‘Generalísimo’, el país que entonces gobernaba Felipe González y que aupó el Monarca Juan Carlos I en ese intentó de retroceso por parte de Tejero, intentaba recuperar el ritmo y unirse a la cabeza de los países europeos -ya solicitada en 1977-.
Llegamos a 1983. El año de los primeros transplantes (primeros transplantes de páncreas e hígado en España), del principio del fin de los vinilos con la aparición de su primo menor -el ‘CD’- o de los dos fatídicos accidentes aéreos en Madrid (284 muertos en apenas 10 días en Barajas) también sirvió para alegrar -cerca de Navidades- a los aficionados al fútbol en España.
Aquel año, el mundo también estaba ‘alborotado’.
Reagan, presidente de EE.UU., llamó ‘Imperio del mal’ a la Unión Soviética.
Margaret Thatcher arrasó en las elecciones británicas.
Mientras 1.330 personas morían en un terremoto en Turquía el 29 de octubre, en Argentina, al otro lado del charco, se celebraban, el día 30 de ese mismo mes, las primeras elecciones democráticas tras siete duros años de la Dictadura militar de Videla, Massera y Agosti.
Por otro lado, el IRA mató en Londres a 6 personas e hirió a 90 en un atentado con coche bomba. Pero el mundo progresaba. Ejemplo de esto fue el lanzamiento de Nintendo de su NES, que conquistaba el mundo de las simples videoconsolas que había hasta el momento.
Y aquel año, 1983, también se fueron genios de la historia como el creador de Tintín (el belga Hergé), el Calandino de nacimiento Luis Buñuel o el famosísimo pintor Joan Miró.

Las melodías que más sonaban en las discotecas españolas en ese momento eran las ‘Canciones Profanas’ de Alaska y Dinarama, el gran éxito ‘Déjame solo’ de Los Chichos, Mecano y su disco ‘¿Dónde está el país de las hadas?’ o ‘Noche de Rock&Roll’ de Barricada. Otros discos internacionales eran ‘Flick of the Switch’ de AC/DC, ‘Infields’ de Bob Dylan, ‘Synchronicity’ de The Police, los Rolling Stones con ‘Undercover’, ‘War’ de U2, ‘Kill ‘Em All’ de Metallica o la –por entonces- joven Madonna (25 años).

En el mundo del fútbol, Platini era el ‘rey’ con su Balón de Oro y el Bilbao era el mejor equipo en España.
Pero la afición española no recibía demasiadas alegrías. Con numerosas ausencias en competiciones anteriores -exceptuando España ’82 por ser anfitriona y haciendo un mal papel-, la afición roja no recordaba buenos momentos de su selección y estaba ansiosa de goles, pasión y títulos.
Y la ocasión lo requería. La clasificación para la Eurocopa de Francia ’84 peligraba mucho tras una fase dubitativa en un grupo mediocre pero que puso en apuros a una roja plagada de grandes jugadores pero sin mucha convicción.
La gesta debía comenzar.

El 21 de diciembre de 1983 el equipo de Miguel Muñoz, debía enfrentarse a Malta, una selección muy débil que, a priori, debía caer goleado en feudo español.
El estadio elegido era el Benito Villamarín de Sevilla, perteneciente al Real Betis Balompié, un estadio que fue clave para la gesta.
El seleccionador, Miguel Muñoz, eligió un once de ensueño. Un equipo que cualquier entrenador habría querido alinear una vez en su vida. Un equipo que, a pesar de la gran barrera que les separaba de la gloria -once goles de diferencia-, tenía enfrente un equipo débil, semi-profesional y desconocido.

Y la hora del partido había llegado. La escasa entrada –según comentaba Camacho en El Larguero- con la que contaba el estadio al principio del encuentro no afectó en nada a una selección que confió en esos noventa minutos todo lo que no había confiado en meses, e incluso, años.
Y esa fría noche de diciembre, aquella víspera de Noche Buena, aquella noche en la que las estrellas se alinearon para convertir a España en un país ilusionado y a la roja en un inesperado rival de última hora, aquella noche, los once jugadores que salieron al verde del Benito Villamarín pasaron a la historia por su gran actuación. Porque Malta no era, ni mucho menos, una Francia, una Alemania o una Italia, pero era un rival que, sin ser conocido ni 100% profesional, puso contra las cuerdas a una España inmortal en esa noche mágica, y confiada de allí en adelante.

La Eurocopa de Francia esperaba, y Buyo, Señor, Maceda, Goikoetxea, Camacho, Víctor, Gordillo, Carrasco, Santillana, Sarabia y Rincón deseaban llevar a la roja a tierras galas. Con esa mentalidad salieron al campo. Los once goles de diferencia parecían un abismo insalvable en el minuto uno de partido, pero parecieron un muro mucho más insalvable cuando Degiorgio empató, mediante ‘parábola indescriptible’ en el 24’ el partido dejando inservible el primer gol de Santillana. Entonces, los jugadores españoles, bajo deseo común, unieron sus fuerzas a las de la afición española -venida a más conforme pasaban los minutos y los goles- y sentenciaron a los malteses dos minutos después, cuando en el 26’, de nuevo Santillana, puso por delante a los nuestros. Allí comenzó el monólogo español. Allí, en ese instante, comenzó a escribirse uno de los hechos -por desgracia- más recordados del fútbol español. Allí comenzó la historia del 12-1.

3-1 AL DESCANSO

Y los deseos de los españoles se vieron aún más fortalecidos tres minutos después del segundo gol de Santillana. Con el tercer gol, Carlos Alonso González ‘Santillana’ llevó el éxtasis a las gradas del estadio sevillano. Un éxtasis que amainó con el paso de los minutos sin goles. 3-1 al descanso y la gesta, entonces, muy difícil.
Pero algo debió pasar para que se alcanzase la gloria. La charla de Miguel Muñoz en esos quince minutos, la calidad de los once jugadores, la moral y el espíritu de creer en ellos mismos, la afición, las estrellas alineadas en el cielo, o cualquier efecto beneficioso para los colores de la roja activó a los seleccionados, que salieron tras el descanso a por todas, con las ganas de ganar y jugar la Eurocopa de Francia, con la motivación suficiente que da pensar en las ilusiones de todo un país con la moral baja.
Y así fue.

RINCÓN Y MACEDA | MACEDA Y RINCÓN

Dos minutos bastaron para que Rincón volviese a marcar y pusiese el cuarto gol de la selección española en el marcador. Diez minutos tuvieron que pasar para que los aficionados volviesen a cantar gol. Otra vez Rincón en el minuto 57 puso el quinto en el luminoso sin iluminar y el segundo en su cuenta particular.
Pero Maceda se quiso unir a la fiesta. Cinco minutos después, el defensa -entonces del Sporting- anotó el sexto gol poco antes de volver a mandar el balón a las mallas. Fue un minuto más tarde, en el 63’ cuando Maceda colocó el séptimo para los españoles. Entonces, la épica sobrevolaba las mentes de todos los españoles. También la de muchos malteses, entre ellas, la del portero Bonello, quién declaró antes del encuentro que ‘España no le metía 11 goles ni a un equipo de niños’. En ese momento hasta el meta maltés veía la posibilidad de la gesta española.

Y mientras John Bonello, el portero visitante, meditaba sobre sus declaraciones anteriores, de nuevo Rincón, lo despertó anotando el número 8 del lado español en el 64’. Tres minutos, tres goles. Y la moral española por las nubes.
Aún quedaban cuatro goles y 16 minutos por jugar. Con una simple división, a España le bastaba (sólo) con un gol cada cuatro minutos y estarían en la Eurocopa gala. Pero los españoles, más chulos que nadie, decidieron terminar la agonía antes y acabar con la gesta en tan sólo siete minutos.

CUATRO GOLES EN SIETE MINUTOS

La lluvia de goles se disparó en el minuto 76, cuando Santillana hizo su cuarto gol de la noche y el noveno español. Pero no acabó allí el asunto, pues como he dicho, la lluvia de goles se disparó. Fue dos minutos después (78’) cuando Rincón igualó en tantos a Santillana y puso el décimo en el marcador del Benito Villamarín. Entonces, el estadio se había completado casi hasta la bandera y la selección corría para colocar el balón en el centro y poder marcar los doce goles necesarios.
Así, Sarabia consiguió el undécimo gol de los de Miguel Muñoz. La alegría se reflejaba en los rostros de los aficionados, quienes celebraron el esperadísimo y a la vez extraño gol número 12.
Señor, el fabuloso centrocampista del Zaragoza, consiguió, en memorable ocasión uno de los goles más recordados de la historia de la selección española.
Siete minutos de infarto, de ilusión y alegría. Siete minutos que lanzaron a España hacia una Eurocopa del 84 en la que llegaron a la final contra Francia y cayeron derrotados.
Ésa es otra historia.

El 21 de diciembre de 1983 será recordado por la noche mágica del fútbol español que, además del gol de Marcelino en la Eurocopa del 64, del gol de Alfonso en la Eurocopa del 2000 y de la selección de ensueño de la actualidad es, por desgracia, de los pocos momentos dulces de los que hemos disfrutado los aficionados españoles.
El próximo día 21 de diciembre de 2008 serán ya 25 los años que cumplirá esta genial historia. Esperemos no tener que tardar tanto en volver a disfrutar de la selección española como lo hicimos este mismo verano.

Aquel 21 de diciembre de 1983, el 12-1 fue un regalo de Navidad adelantado para todos los españoles.

Fuente: Wikipedia
Imagen: Diarios de fútbol

5 comentarios:

Orly dijo...

El "lobo" Carrasco, y no el de Ayerbe, que todavía iba al colegio, marcó el trece a uno que nos lo anularon. Al día siguiente, en la escuela, cuando la mayoría de los que escribís, leéis y opináis en los blogs, no estabáis en la mente de vuestros padres, a nosotros nos dieron fiesta en el colegio y en la clase, por aquel entonces innovadora, de audiovisuales, se emitió el partido en diferido. No sé si lo televisaron por la primera o por el UHF, en aquellos años solo había dos canales, y volvimos a disfrutar solo unas horas después, de nuevo de los doce goles más uno anulado, y del gallo de Jose Ángel de la Casa, al cantar el duodécimo, el de Juán Señor, aquel fino mediocentro zaragocista, en la actualidad de cabello cano. Tasmbién dicen que el partido estaba amañado, y que Malta, potencia futbolística dónde las haya, recibió como compensación por participar en la gesta española, cantidades ingentes de material deportivo... Volviendo a entradas tuyas anteriores, va a ser que maletines, o por lo menos supuestos maletines, siempre los ha habido... pero eso es otra historia, y con siete añitos, recuerdo aquella noche y aquella mañana como una de las más felices de mi infancia futbolística de la selección. Abrazos.

Pablo Orleans dijo...

Hola hermano.
Yo, lógicamente no lo recuerdo...
Lo he visto en documentales de fútbol, en Youtube y en gran cantidad de páginas web.
Debió ser 'la leche', aunque es una pena que esa noche -y esa mañana de resaca goleadora- sea una de las más recordadas en la historia del fútbol español (español de la selección...)
Creo que tantos goles te confundieron, puesto que creo que el que pudo hacer el gol del 12+1 fue Gordillo y no Carrasco, ni el de Ayerbe ni el maravilloso extremo 'culé'...

Un abrazo y esperemos que los chicos de Del Bosque, que en realidad son los de Aragonés, puedan hacer olvidar esos momentos mágicos pero poco gloriosos en realidad.

Orly dijo...

Tienes razón; Fue Gordillo. No me confundieron tantos goles. Hablaba de memoria, y aunque como sabes, la tengo buena, me ha fallado, quizás porque los goles se los repartieron entre Rincón, Santillana, Maceda y Señor, y quería un gol de un jugador del Barça, en tan magna gesta... jajaja.

Nicolás dijo...

Mis aplausos para el post Pablo. Debo ser sincero y decirte que no conocia esta historia, por lo que he quedado asombrado. Son de esas noches que quedan en el recuerdo de todos los amantes del futbol.
Un saludo.

www.dalepelota.blogspot.com

jonceltic dijo...

Que recuerdos de una noche mágica en un niño de 11 años...