Llegan fechas críticas, decisivas, de semanas llenas de emoción, de plegarias, rezos y rosarios de Auroras, momentos importantes, procesiones por entradas a estadios de fútbol y túneles de vestuario, días de santiguarse o signarse, alabanzas y peticiones. Para unos días de gloria y resurrección, para otros penitencias duraderas, 'pasiones de Cristo' particulares y sufrimiento desmesurado. Unos rezan a los santos, otros a las vírgenes, otros simplemente no rezan. Algunos se encomiendan a espíritus divinos, otros a videntes vivos. Algunos rezan para conservar lo que tienen y otros para lograr lo inalcanzable.
Son momentos complicados, para unos más que para otros. Para los de abajo más que para los de arriba, pero éstos también lo sufren. Unos para que no les cojan, otros para alcanzarlos. Barcelona y Sevilla. Madrid y Valencia. Cuatro equipos para dos puestos.
Pero yo pienso (luego existo) y creo haber encontrado la luz que explica el porqué de este imparable Madrid. Se puede pensar en gestas, corazón, orgullo y miedo. Se puede pensar en veteranos y noveles, estrellas de renombre, de nobles y bélicos adalides, de nervio, casta y generosidad, de banderas blancas que nada empañan por España. Podemos pensar en tantas cosas que muchas las podemos coger de su himno. Podemos pensar en que siempre que hay una situación similar, sean los jugadores que sean, la historia acaba igual. No importa si fue hace 40 años o fue hace 40 minutos. La historia se repite y a mí me huele raro.
Alejándome de la polémica de los árbitros, voy un poco más allá para buscar la razón de esta situación repetitiva. Centrándome en el primer párrafo de esta entrada, una explicación divina (creo en ellas y escucho a menudo milenio tres...) podría explicar muchas cosas que pasan en la actualidad futbolística nacional desde hace mucho tiempo. Podría decir que creo que se trata de un Expediente X y que todo esto viene de algo del más allá. No lo niego, pero creo que por medio hay un intermediario.
El Papa.
No sé si os lo habíais preguntado antes, pero el máximo representante de la Iglesia Católica -con la que no comulgo- viste de un blanco sospechosamente parecido al de un equipo español del cual fue seguidor acérrimo el dictador que durante casi 40 años impuso su régimen religioso-militar.
Curiosamente, el Papa no viste de verde, ni de negro, ni de rojo. Tampoco lo hace de marrón (como los monjes) o de amarillo. El Papa viste de blanco, como el Madrid.
Yo lo tengo claro. Si el Madrid gana la Liga (que creo que no y espero que el Barça de el golpe de autoridad el próximo sábado en su feudo) no habrá que alabar a Gonzalo, a Raúl o a Iker, no. Habrá que mirar un poco más hacia el este. Hacia ese país con forma de bota. Hacia ese centro de ese país con forma de bota. Hacia un paraíso religioso dentro de ese centro de ese país con forma de bota. Allí, en un lugar llamado Vaticano, habrá un señor vestido de blanco riendo, al pie de un hogar cuyo humo será...blanco.
Disfrutad o sufrid de lo que queda de liga.
Y DEJAD DE REZAR UNOS Y OTROS, CONTRA ÉL NO PUEDE NADIE...
Son momentos complicados, para unos más que para otros. Para los de abajo más que para los de arriba, pero éstos también lo sufren. Unos para que no les cojan, otros para alcanzarlos. Barcelona y Sevilla. Madrid y Valencia. Cuatro equipos para dos puestos.
Pero yo pienso (luego existo) y creo haber encontrado la luz que explica el porqué de este imparable Madrid. Se puede pensar en gestas, corazón, orgullo y miedo. Se puede pensar en veteranos y noveles, estrellas de renombre, de nobles y bélicos adalides, de nervio, casta y generosidad, de banderas blancas que nada empañan por España. Podemos pensar en tantas cosas que muchas las podemos coger de su himno. Podemos pensar en que siempre que hay una situación similar, sean los jugadores que sean, la historia acaba igual. No importa si fue hace 40 años o fue hace 40 minutos. La historia se repite y a mí me huele raro.
Alejándome de la polémica de los árbitros, voy un poco más allá para buscar la razón de esta situación repetitiva. Centrándome en el primer párrafo de esta entrada, una explicación divina (creo en ellas y escucho a menudo milenio tres...) podría explicar muchas cosas que pasan en la actualidad futbolística nacional desde hace mucho tiempo. Podría decir que creo que se trata de un Expediente X y que todo esto viene de algo del más allá. No lo niego, pero creo que por medio hay un intermediario.
El Papa.
No sé si os lo habíais preguntado antes, pero el máximo representante de la Iglesia Católica -con la que no comulgo- viste de un blanco sospechosamente parecido al de un equipo español del cual fue seguidor acérrimo el dictador que durante casi 40 años impuso su régimen religioso-militar.
Curiosamente, el Papa no viste de verde, ni de negro, ni de rojo. Tampoco lo hace de marrón (como los monjes) o de amarillo. El Papa viste de blanco, como el Madrid.
Yo lo tengo claro. Si el Madrid gana la Liga (que creo que no y espero que el Barça de el golpe de autoridad el próximo sábado en su feudo) no habrá que alabar a Gonzalo, a Raúl o a Iker, no. Habrá que mirar un poco más hacia el este. Hacia ese país con forma de bota. Hacia ese centro de ese país con forma de bota. Hacia un paraíso religioso dentro de ese centro de ese país con forma de bota. Allí, en un lugar llamado Vaticano, habrá un señor vestido de blanco riendo, al pie de un hogar cuyo humo será...blanco.
Disfrutad o sufrid de lo que queda de liga.
Y DEJAD DE REZAR UNOS Y OTROS, CONTRA ÉL NO PUEDE NADIE...
3 comentarios:
Ay... Dios mío... Increíble artículo. Cuatro puntos de ventaja, en semifinales de Champions, en la final de la Copa del Rey, y haciendo un fútbol de escándalo... y AHORA SI os huele el CULO a "CHAMUSQUINA". Va a ser verdad que ni Papa, ni Dios, ni "ostias que te crió"... el mal reside en cada uno. No hay expedientes equís ni terceros milenios que valgan. El Madrid es el Madrid, y por mucho cachondéo que se haya instalado en la Institución merengue, durante años ha sacado a relucir la casta. El Barça siempre será el Barça, y por muy bien que juegue, su hinchada se "caga por la pata para abajo" cuando ve al Madrid a menos de seis puntos y apretando. El mal del Barça reside en esa afición que se acongoja cuando ve que el Madrid apreta, no hay más. Pero siempre quedaremos algunos atrevidos que pensaremos que aún perdiendo en el Bernabéu, esta liga es del Barça (yo pienso que el Barça le va a endosar un cero a tres), esta Champions es del Barça y esta Copa del Rey es del Barça. Y si al final, puede sobre esta perfecta máquina de crear fútbol, el negativismo de una afición que contagia su catastrofismo a unos jugadores que hacen arte de su profesión, de su deporte, no pasará nada. Seguirá así el curso de una historia marcada por la fe (para nada vaticana) merengona, y por el derrotismo (para nada satánico) culé. Lo dicho... este año somos campeones pese a que dibujes un escudo real en el pontífice, pese a que en el corrillo del bar parezca que el Madrid está cuatro por encima en lugar de cuatro por debajo, pese a que en ese mismo corrillo se hable de los desplazamientos a Mallorca y Coruña como si hubiera que jugar en San Siro y Anfield, y el Madrid, se las tuviera que ver, con el Ayerbe y el Alcalá en lugar de jugar en Mestalla y en el Madrigal... Ay, pordiosjesúspordios....
Hola!
ja,ja...el Papa de blanco merengue...y Pochettino salva al espanyol con su peregrinación a Montserrat. Es demasiado!
Pero recuerda: el papa es socio del Barça, así que...
saludos celestiales
sílvia
Ya lo decia yo, no puede ser posible que un grupo de personas tenga tanta potra como el Madrizzz.
Yo soy creyente, pero....
Estoy convencida que el NUMANDRID TIENE UN PACTO CON DIOS Y CON EL DIABLO.
Saludos.
PD: El sábado habrá que ponerles en su lugar ;)
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